ENCERRADOS (I)
- La Hermandad de Elda
- 2 sept 2018
- 2 Min. de lectura
Un relato ficticio, basado en el mundillo de los Escape Rooms.
By Pako G.

El calor en aquella estancia se hacía cada vez mas molesto. Además, el hecho de que no hubiese a penas luz, tampoco es que ayudara mucho. La luz era muy tenue, casi inexistente. Y el único sonido que podía escucharse era el que producían las pequeñas ruedas metálicas del candado, mientras el chico intentaba introducir la combinación correcta para abrirlo. Todo era tensión. Todo eran nervios.
El chico que intentaba abrir el candado se alzó un poco sus gafas contra su nariz. Entonces, mirando la combinación que ya había probado varias veces, lanzó un suspiro que pareció ser eterno. Miró al resto de sus compañeros, y retirándose las gafas, ahora del todo, se dirigió a ellos:
- Nada... La combinación que me habéis dado no abre. Definitivamente, el 827 no abre este candado.
Tras decir esto el joven limpió un poco el sudor de su frente. Entonces, el otro muchacho del grupo, le dijo:
-¡Me cago en la puta! ¿Pero por que se nos está resistiendo este candado tanto? Estamos aquí bloqueados... Rafa, ¿seguro que has metido bien el 827 en el dichoso candado? –dijo Jorge mientras se reprimía contra una de las paredes de la habitación.
El chico que probaba el candado, se levantó, y con tono de pocos amigos se dirigió a Jorge y le dijo:
-Inténtalo tu, don perfecto, don “Todo lo hago bien”, don “No me equivoco nunca”…
El muchacho se dio por aludido en seguida, y se arrodilló frente al candado. Miró la mueca que tenía éste, la cual indicaba la línea en la que había que poner el número de la combinación correcta. Entonces, empezó por la primera ruedecilla, y la fue girando, click tras click, hasta colocar en la línea el número 8. Después puso un 2 en la segunda ruedecilla; y por último un 7 en la tercera rueda.
Rafa seguía hablando con sus pensamientos en voz alta, dando vueltas en círculo en la Sala, y preguntándose donde podían haber fallado. Entonces, miro a una de las dos chicas del grupo, la más alta y de pelo pelirrojo, Montse, y le dijo:
-Montse, tenemos que repasar el jodido 827. Juraría que el tercer dígito lo hemos elegido…
Pero mientras el muchacho hablaba con Montse, un gritillo le cortó la frase.
-¡Abierto!
Era Jorge. Había abierto el candado. Y lo había hecho con la combinación 827.
-¡Toma ya! –dijo Marina, la otra chica del grupo. Una chica delgadita, bajita y con una larga melena morena.- ¿Qué combinación era, Jorge?
Jorge se incorporó con el candado abierto en la mano, y empezó a andar hacia el grupo, pero sin dejar de mirar a Rafa. Y entonces, sin dejar de quitarle la mirada a su compañero, dijo:
-Pues, cave una posibilidad de que no lo creáis, pero la combinación que ha abierto este maldito candado es la 827. ¡La 827, joder! ¿Cuántas veces has probado la combinación, Rafa? ¿Cuántas? Y dejó caer el candado al suelo…
Rafa lo cogió, y miró el candado con la combinación puesta: 827. Entonces con un tono de voz apenas audible exclamó contra su propio pecho:
-Vamos… !no me jodas!
[CONTINUARÁ]
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